gigantes: Sorolla

by - domingo, abril 17, 2016



Ayer fui a una exposición que hay aquí en Alicante, sobre Joaquín Sorolla, y la experiencia ha sido tan bonita que me apetecía compartir un poco de ella con vosotros.



Resulta que llegué justo a tiempo de ver al guía empezar, y un poco atolondrada, me incorporé en silencio al grupo de personas que escuchaba.
Según contaba, Sorolla era muy amigo del fundador del museo de la Hispanic Society of America en Nueva York. A este último le encantaba la cultura española, y le encargó al pintor varios paneles de tres metros y medio para decorar el museo, que mostrasen una "visión de España".
Sorolla se tomó tan en serio este trabajo que recorrió el país para plasmar la tradición que él creía que se estaba perdiendo a principios del siglo XX, y preservarla de la manera más fiel posible. Así, pasó por Andalucía, Castilla, Aragón, Navarra, País Vasco, Cataluña, Galicia, Extremadura o Valencia, pintando los trajes tradicionales, la fiesta, los paisajes, la luz y los colores.

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Cabe decir que las obras que hay expuestas en el MUBAG no se tratan tanto de los cuadros terminados, sino más bien de los bocetos en sucio, el esqueleto del resultado final, en papel de baja calidad y con la técnica gouache.
El guía nos contó que se habían encontrado cientos de estos bocetos en el sótano del museo (y para más inri, junto a una estufa) por lo que el proceso de restauración ha sido muy difícil y solo han seleccionado los más interesantes. Eso me hizo cuestionarme hasta donde debemos llegar para conservar el arte, cualquier tipo de arte, hasta el más insignificante pedazo de la expresión humana.

Pero una vez que entré a ver los bocetos, la verdad es que la palabra insignificante sobraba mucho.
Es verdad: estaba dibujado con rapidez y todavía se veía el trazo que habían hecho las gotas de agua hasta el final del cuadro. Había anotaciones escritas por todos lados, y los personajes se entremezclaban con el paisaje y con otros personajes de manera caótica. Pero aun así, luego lo comparabas con la reproducción de la obra terminada, que se encontraba justo al lado, y es que veías todo, como una imagen bien enfocada y encuadrada, o un puzzle resuelto. Lo que prevalece en los bocetos, me di cuenta, es el color. La luz del sur y el verde del norte. La verdad es que me fascinó.


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Der, Elche: El palmeral (1918-1919). Izq, Gipúzcoa: Los bolos (1914)

Algo curioso que también nos comentó el chico fue que había un personaje recurrente en muchos de los cuadros, un señor vestido de negro con la mano en el bolsillo y un sombrero de ala ancha, y era todo un misterio por qué había encandilado tanto a Sorolla.

Otra cosa a tener en cuenta es que los cuadros estaban dirigidos a un público estadounidense, por lo tanto evitaba los temas religiosos o muy contoversiales, a favor de un enfoque más turístico, como se hace ahora en los folletos de las agencias de viajes. No obstante, su visión fue muy personal también. Un pequeño detalle es cómo muchos de los personajes miran fijamente al espectador, como invitándole a participar en la escena, lo que dice mucho de la cercanía y familiaridad española.

Castilla: la fiesta del pan (1913)

Andalucía: El Encierro (1914)

Uno de los bocetos expuestos.


En resumen, si os pilla cerca y podéis pasar a ver la exposición, os la recomiendo mucho, que además es gratis. He aprendido bastantes cosas y al echar un vistazo al interior de estos cuadros, me he enamorado un poquito más de la mano que los trazó.


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2 comentarios

  1. Me ha parecido precioso.
    Lamentablemente me pilla bastante lejos para ir a la exposición, pero GRACIAS por haberlo publicado. De verdad, me ha encantado. Lo mejor de publicar cosas en internet es que puedes mostrarles a los demás cosas que tú has visto y ellos no han podido ver.
    Por eso me encanta.

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  2. Joaquín Sorolla es uno de mis pintores favoritos y ojalá la exposición estuviera cerca de donde vivo. Pero no es el caso, así que muchas gracias por compartirla con nosotros. Me has hecho sentir un poco más cerca de ella.

    (sonrisa de elefante)

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